Me gusta tener los
sonetos listos bastante antes de su publicación. Normalmente los
edito con un par de meses de retraso respecto a su escritura. A
mediados de junio empecé a escribir el de este mes. Tenía la
intención de crear un poema sobre un tema que es muy importante para
mí y que de momento no voy a revelar. Puesto que se trata de algo
especial quería que fuera un gran soneto. A principios de julio no
había parido ni un miserable verso. Le había dedicado bastantes
horas y todo eran borradores que no me gustaban. Para San Fermín ya
estaba histérico porque había perdido tres semanas y no tenía nada
de nada. Comprendí que todavía no estoy preparado para ese soneto y
que debía hacer algo menos ambicioso y más apropiado para mi nivel.
El problema es que no tenía ninguna idea. Ni siquiera sabía sobre
qué escribir. Estaba en estas cuando, una mañana, me fui solo a la
plaza de toros a ver el encierro. El lugar estaba casi lleno.
Montones de pamplonicas disfrutando de los minutos previos a la
carrera. Por si alguien no ha estado nunca, comentaré que para
amenizar la espera suelen tocar una o dos bandas de música y ponen
vídeos del público para que la gente salude o se bese. Es
divertido, o al menos a mí me lo parece. A pesar de que en ese
momento había estímulos más que de sobra para mantener mi mente
ocupada tuve un momento de introspección. Curiosamente, presto más
atención a mi persona cuando estoy rodeado de gente que cuando estoy
solo. La cuestión es que había dos Andreses, uno que era yo sentado
en la plaza y otro que era yo flotando en el aire y observándome
desde arriba. Y en ese momento supe que tenía que escribir un soneto
sobre mí mismo. Creo que no tardé ni cinco minutos en tenerlo
estructurado en mi mente. Esa misma mañana había quedado para
almorzar en la otra punta de Pamplona. Mientras iba de camino, me
senté en un banco y lo escribí en el móvil. No me dio tiempo ni a
quedarme frío con el fresco de la mañana. En unos instantes “Yo
mismo” había nacido.
Existe una versión audiovisual de este soneto, recitada por Luis Fernández, que puedes ver en el enlace siguiente:
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