La píldora milagrosa. Soneto octubre 2017
La
desesperación que supone estar enfermo hace que busquemos alivio a
cualquier precio. Detrás de toda necesidad humana hay la posibilidad
de un negocio. Por supuesto, la necesidad de salud no es la excepción
y sirve para que nos ganemos el alimento brujos, adivinos, chamanes,
médicos, curanderos, homeópatas, etc. En general, es un intercambio
aceptable en el que una de las partes pone el dinero y la otra la
curación, el consuelo o la esperanza. En ocasiones algunos laboratorios
farmacéuticos pierden de vista el verdadero objetivo de esa transacción y consideran que lo realmente importante es obtener beneficios económicos. El problema principal
de esa falta de ética es que el paciente puede perder, a parte de su dinero, algo de la salud que le quedaba. Hay
comercializados fármacos que curan poco o nada y que, sin embargo,
sí tienen efectos adversos importantes. ¿Por qué se venden? Porque
son útiles para que alguien que ya tiene mucha riqueza tenga más. Es impresionante como manejan algunas empresas farmacéuticas la publicidad,
los comités de farmacia, los ministerios, los artículos
científicos, las sociedades médicas y el resto de los elementos que componen el muro que debería
evitar que un producto nocivo llegase al ciudadano de a pie. Todo el
mundo tiene un precio y, teniendo en cuenta las cantidades económicas que se manejan, hasta el más alto es muy bajo para una industria tan poderosa. Así
que en ocasiones, pocas en mi opinión, nos dan gato por liebre y nos
dicen estar suministrándonos una píldora tan maravillosa como la de
mi soneto cuando en realidad nos están vendiendo una pequeña dosis de
veneno.
De qué herramienta hace el protagonista un mayor uso?
ResponderEliminarHumor, ironía, sarcasmo, exageración... ?
Yo diría que de la exageración. Hay cierta rabia en el soneto que empaña el posible humor. Me parece demasiado directo para considerarlo irónico. No busca herir a nadie, así que también descarto el sarcasmo.
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