martes, 1 de febrero de 2022

La Copla. Soneto febrero 2022

 




    El soneto de este mes es un pequeño homenaje que le hago a la copla española, es decir, a la copla como género musical, no al poema de cuatro versos. Estas canciones se hicieron especialmente populares entre los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, aunque su origen es anterior (sobre los años veinte) y existen artistas, como por ejemplo Martirio, que la siguen cantando en la actualidad. A mí me evocan imágenes en blanco y negro, drama y pobreza, aunque sé que esa percepción no se corresponde con la realidad. Coplas las ha habido de todo tipo: alegres, tristes, irónicas, dramáticas, cómicas, etc., pero como digo, a mi me traen a la mente tiempos de hambre y posguerra.

    Algunas de las coplas más conocidas fueron creadas por el trío Quintero-León-Quiroga. A ellos debemos “Ojos verdes”, “La zarzamora”, “Tatuaje”, “Pena, penita, pena”, etc. Antonio Quintero escribía los guiones de teatro y cine, las letras de algunas canciones y coordinaba los espectáculos. Manuel López-Quiroga (no confundir con el violinista Manuel Quiroga) era el que componía la música. Rafael de León escribía la letra. Este último fue un autor muy prolijo, que no solo puso letra a miles de canciones, sino que creo innumerables poemas. Me voy a tomar la libertad de transcribir a continuación una de sus composiciones, titulada “Pena y alegría del amor", simplemente porque me gusta mucho:


Mira cómo se me pone

la piel cuando te recuerdo.


Por la garganta me sube

un río de sangre fresco

de la herida que atraviesa

de parte a parte mi cuerpo.

Tengo clavos en las manos

y cuchillos en los dedos

y en mi sien una corona

hecha de alfileres negros.


Mira cómo se me pone

la piel ca vez que me acuerdo

que soy un hombre casao

y sin embargo, te quiero.


Entre tu casa y mi casa

hay un muro de silencio,

de ortigas y de chumberas,

de cal, de arena, de viento,

de madreselvas oscuras

y de vidrios en acecho.

Un muro para que nunca

lo pueda saltar el pueblo

que anda rondando la llave

que guarda nuestro secreto.

¡Y yo sé bien que me quieres!

¡Y tú sabes que te quiero!

Y lo sabemos los dos

y nadie puede saberlo.


¡Ay, pena, penita, pena

de nuestro amor en silencio!

¡Ay, qué alegría, alegría,

quererte como te quiero!


Cuando por la noche a solas

me quedo con tu recuerdo

derribaría la pared

que separa nuestro sueño,

rompería con mis manos

de tu cancela los hierros,

con tal de verme a tu vera,

tormento de mis tormentos,

y te estaría besando

hasta quitarte el aliento.

Y luego, qué se me daba

quedarme en tus brazos muerto.


¡Ay, qué alegría y qué pena

quererte como te quiero!


Nuestro amor es agonía,

luto, angustia, llanto, miedo,

muerte, pena, sangre, vida,

luna, rosa, sol y viento.

Es morirse a cada paso

y seguir viviendo luego

con una espada de punta

siempre pendiente del techo.


Salgo de mi casa al campo

sólo con tu pensamiento,

para acariciar a solas

la tela de aquel pañuelo

que se te cayó un domingo

cuando venías del pueblo

y que no te he dicho nunca,

mi vida, que yo lo tengo.

Y lo estrujo entre mis manos

lo mismo que un limón nuevo,

y miro tus iniciales

y las repito en silencio

para que ni el campo sepa

lo que yo te estoy queriendo.


Ayer, en la Plaza Nueva,

vida, no vuelvas a hacerlo

te vi besar a mi niño,

a mi niño el más pequeño,

y cómo lo besarías

¡ay, Virgen de los Remedios!

que fue la primera vez

que a mí me distes un beso.

Llegué corriendo a mi casa,

alcé mi niño del suelo

y sin que nadie me viera,

como un ladrón en acecho,

en su cara de amapola

mordió mi boca tu beso.


¡Ay, qué alegría y qué pena

quererte como te quiero!


Mira, pase lo que pase,

aunque se hunda el firmamento,

aunque tu nombre y el mío

lo pisoteen por el suelo,

y aunque la tierra se abra

y aun cuando lo sepa el pueblo

y ponga nuestra bandera

de amor a los cuatro vientos,

sígueme queriendo así,

tormento de mis tormentos.


¡Ay, qué alegría y qué pena

quererte como te quiero!



   También son muy conocidas las coplas y canciones creadas por el tándem formado por Ramón Perelló (letrista) y Juan Mostazo (músico). Son obras suyas “Mi jaca”, “La bien pagá”, “Falsa monea” y otras muchas.


   Tomando como referencia e inspiración las letras de algunas de las canciones mencionadas y de otras compuestas por otros autores he creado el soneto “La copla”. Para la versión audiovisual, que se puede ver un poco más abajo, lo natural hubiera sido utilizar como música de fondo una copla. No ha podido ser. No he encontrado ninguna que tuviera licencias Creative Commons, lo que me habría permitido emplearla sin el riesgo de encontrarme con problemas por los derechos de autor. Así las cosas, he tenido que tirar de la biblioteca de audio de Creator Studio. “Lola”, interpretada por la Banda de Marines del Ejército de los Estados Unidos, acompaña a la voz de Luis Fernández Reyes.