martes, 1 de diciembre de 2020

La vacuna. Soneto diciembre 2021

 




Hay cierto recelo en la población respecto a la vacuna contra el coronavirus. A mediados de noviembre han aparecido unos titulares en los periódicos que no han ayudado a mejorar esta situación. En vez de invitar al optimismo, que es lo que debería haber pasado, han puesto a todos en estado de alerta. La sucesión de acontecimientos ha sido, más o menos, la siguiente: una farmacéutica anuncia en prensa que su vacuna tiene una eficacia del 90%. Un par de días más tarde, otra, producida en un país que en el momento de escribir estas líneas está colapsado por la epidemia, dice que la suya actúa en el 92,5%. Otro par de días más tarde, una tercera compañía afirma que la suya es eficaz en un 95% (un par de meses antes, el presidente de dicha compañía había estimado que su eficacia era del 60%). No contentos con este festival de cifras, la compañía que había dicho que su eficacia era del 90% dice, solo unos días después, que, en realidad, es del 95%. Para rematar la faena, una empresa que había dicho que su eficacia era del 70% anuncia que, poniendo la mitad de la dosis, es útil en el 90%. Esta situación tan poco seria es la que me ha motivado a escribir el soneto. Dicho esto, debo aclarar una cosa importante. No soy antivacunas. Todo lo contrario, me he puesto unas cuantas. Estoy seguro de que si no me he cogido la hepatitis B, dado el tipo de vida que llevo, ha sido porque me vacuné contra ese virus. Cuando surgió el sida, hace ya unos años, en Inglaterra se comenzó la investigación de una vacuna. Se avanzó bastante. Estaba basada en un virus atenuado. Se inoculó a varios médicos voluntarios. El estudio se interrumpió sin que llegaran a saberse (al menos yo nunca pude acceder a esa información) los resultados. Si en aquella época me hubieran dado la oportunidad de ponerme esa vacuna experimental, me la habría inoculado.


    No sé qué ocurrirá con las vacunas actuales contra el coronavirus. En cualquier caso, que se hayan investigado es, desde mi punto de vista, algo muy positivo. La epidemia ha sido un empujón decisivo para que se den pasos de gigante en el desarrollo de la tecnología del RNAm. De los errores y aciertos que se hayan tenido estos meses se extraerán grandes enseñanzas para combatir otras enfermedades. Se ha abierto un nuevo campo tecnológico del que saldrán beneficiadas las generaciones futuras.