Durante
los últimos meses he publicado sonetos poco personales basados en la
observación y no en experiencias o emociones propias. Me he sentido
cómodo. Eso de tener que dejar la piel escribiendo suena muy poético, pero es demasiado nocivo para uno mismo. A estas alturas de mi
vida no me apetece hacerlo. Pensaba seguir en esa línea bastante
tiempo, pero Insaciable se ha cruzado en mi camino. Ha sido como
un hijo inesperado del sexo contrario al deseado. Esto
último lo digo porque, siendo un soneto perteneciente a mi pequeño
universo personal, debería haber sido áspero y sucio y me ha
quedado blando y políticamente correcto. Pero bueno, ahí está y no
iba a cometer un infanticidio.
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