martes, 1 de agosto de 2017

Sonetos agosto 2017


En las entradas de los sonetos de este blog he colocado siempre primero la explicación y después los sonetos. A partir de ahora lo haré a la inversa. En esta ocasión son dos los poemas que he escrito. Aquí están:







    Aunque en contenido y forma son muy diferentes los he publicado en el mismo mes porque para mí tienen algo en común. Ambos son “experimentos” sobre el ritmo del soneto. Como ya dije en alguna ocasión anterior, no tengo ninguna intención de estudiar la teoría de la acentuación del soneto. La primera y única vez que le eché un vistazo a ese tema acabé con dolor de cabeza. Seguro que conocerla me resultaría muy útil, pero mi resistencia mental tiene un límite. La cuestión es que si no controlas la acentuación, muchas veces los sonetos no fluyen. Me ha pasado en demasiadas ocasiones que he conseguido un tema interesante y unas rimas adecuadas pero el poema sonaba como una carraca. El fraile y Ausencia son algo así como dos pruebas de sonido.



    El fraile quería que tuviera algo de trabalenguas y que obligara al lector a pasar rápido de unos versos a otros. Empecé por el segundo cuarteto y quedé bastante satisfecho. Tenía ritmo y aroma a trabalenguas. En el primer cuarteto había que explicar de qué iba aquello, así que cuando lo terminé, aunque no era tan rápido ni tan complicado de recitar como yo deseaba, lo di por bueno. Y hasta allí. Los dos tercetos me resultaron un infierno. No sabía cómo rematar aquello. Las palabras se negaban a venir en mi ayuda. Se me quedó el encéfalo hueco. Al final lo acabé como pude. Desde luego, no tan rápido ni tan rebuscado como deseaba.



    En Ausencia buscaba algo totalmente distinto. Mi intención era ralentizar el soneto en los cuartetos y dejar que luego cogiera algo de ritmo en los tercetos. No sabía cómo hacerlo. Opté por cortar con una coma en el mismo punto los ocho primeros versos. Hice algunas pruebas y esta que publico es la que más me convenció. Hacer el corte entre la octava y la novena sílaba le da al soneto un aire obsesivo que me gusta, al menos para usar ocasionalmente.

    Existe una versión audiovisual, recitada por Luis Fernández Reyes, del soneto Ausencia. Puedes verla a continuación: