Inicialmente este soneto iba a hablar sobre el deterioro de una
relación amorosa. Uno de los miembros de la pareja quería vivir al
máximo su unión antes de que terminase. La palabra “antes”
aparecía en los cuartetos y en los tercetos. De ahí el título.
Hice tantos cambios que ha terminado por convertirse en algo
totalmente distinto. Ahora es un poema que trata, aunque sin concretar
demasiado, de los amores prohibidos.
En nuestro país se
tolera la unión entre un rey y una plebeya, entre una rica y un
pobre, entre una blanca y un negro, entre personas del mismo sexo,
entre un animal y una persona (la zoofilia no es tan rara como nos
quieren hacer creer) y otras variantes en las que ahora mismo no
reparo. Sin embargo, esto no es lo más habitual. No ha sido así a
lo largo de la historia, no lo es en otros países y, sin duda,
cambiará en el nuestro en el futuro. El grupo somete al individuo y
le dice lo que tiene que hacer, lo que tiene que pensar, lo que tiene
que amar. Es la moral. Teóricamente, esta es el conjunto de
normas que dirigen el comportamiento de las personas en beneficio de la sociedad. Pero eso no es real. La moral cambia con los tiempos y no lo
hace por moda ni por azar ni, mucho menos, en beneficio del grupo. Lo
hace obedeciendo a los intereses de unos pocos. El poderoso establece
las reglas del juego que le convienen y luego se encarga de hacer que
la masa, los miserables mortales que no cortamos el bacalao y entre
los que me incluyo, las haga suyas y las imponga a sus iguales.
Este poema está incluido en el libro "Sonetos 2015-2024"