Me ha resultado muy difícil completar
el soneto de este mes. Si la escritura tiene una parte de inspiración
y otra de transpiración, en este poema el porcentaje de la primera
solo debía de ser del 1%. Por tanto, para crearlo he tenido que
sudar bastante. Generalmente escribo sobre cosas que me pasan o me
afectan y supongo que por eso me resulta sencillo. En este caso la
temática me parecía interesante y por eso la elegí, pero no me
sentía implicado.
La historia de Berenguela de Navarra y
Ricardo Corazón de León es posible que sea una de esas en las que
la realidad supera la ficción. Por desgracia, es muy poco lo que
sabemos con certeza. De Ricardo se ha dicho que era homosexual,
aunque no todos los historiadores están de acuerdo. Hay quien piensa
que le daba a todo: hombres, mujeres y niños. De la relación entre
ambos reyes aún sabemos menos. La versión más extendida es que el
matrimonio no llegó a consumarse, aunque esto también es algo no
aceptado universalmente. De Berenguela, una mujer en la Edad Media,
los datos que nos han llegado son mínimos. Posiblemente nació en
Tudela entre 1165 y 1170. Murió en Le Mans en 1230. Sus sentimientos
hacia Ricardo Corazón de León son una incógnita. Lo mismo estaba
enamorada de él, que era lesbiana o asexuada. El abanico de
posibilidades es infinito.
Hasta lograr dar con el resultado final
he hecho varias pruebas. Primero enfoqué el soneto desde un punto de
vista “histórico”. Quería hablar del viaje de Berenguela a
Italia y luego a Chipre, donde se casó con Ricardo. Después me
decanté más por lo social: la situación de Berenguela como una
reina que no puede elegir con quien casarse (su matrimonio fue un
acuerdo político) y compararla con la de una plebeya que es pobre
pero puede retozar en el heno con quien le place. Más tarde hice un
intento de combinar el punto de vista de Ricardo y el de Berenguela.
Ninguna de esas pruebas me dejó satisfecho. El soneto final está
escrito como si lo hubiera hecho Berenguela. Es ella la que nos
habla. Está enamorada de Ricardo pero él la ignora. Los amores no
correspondidos siempre me han parecido muy poéticos.
A Berenguela:
ResponderEliminarA rey muerto, rey puesto.
Lo único bueno del amor no correspondido es que es efímero por necesidad.
ResponderEliminarY lo peor es, que la primera vez que te sucede desconoces esa realidad.
Los sentimientos que no se nutren, mueren.
Berenguela debe cerrar su 'Manual para tejer amor' y dejar de tejer para Ricardo.
ResponderEliminarLa suya, es buen ejemplo de batalla que requiere valor y coraje para no librar.
La decisión firme de sobrevivir, requiere ineludiblemente del aprendizaje de la gestión de todo sentimiento. Incluido el amor.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo. Los sentimientos pueden ser domesticados, aunque hacerlo exige esfuerzo, voluntad y sacrificio.
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