Una
madrugada me desperté angustiado. Había tenido algo parecido a una
pesadilla. No era tal en el sentido de que no había, por decirlo de
alguna manera, una trama. No estaba soñando sobre algo concreto. Era
como esas láminas que se utilizan en el Test de
Rorschach y que no son más que manchas de tinta que nuestro cerebro
convierte en imágenes. Ese sueño no tenía nada pero mostraba
mucho: miedo a envejecer, a perder a mis seres queridos, a ser rechazado y vivir con
deseos nunca satisfechos... Era tan fuerte esa sensación que lloré.
Me ocurrió mientras estaba en Tailandia. Llevaba varios días durmiendo
poco y mal y eso pudo influir. No encuentro otra explicación ya que
algo así es impropio de mí. Cuando se me pasó vi claro que tenía
que escribir un soneto sobre lo que me había ocurrido. Abandoné un proyecto
que ya tenía iniciado para el mes de diciembre y me propuse
contar algo de esa angustia aún sabiendo que mi capacidad y
catorce versos no iban a ser suficientes para reflejar ni una
milésima parte de lo que había sentido.
A veces siento la necesidad de escribir. A pesar de mi inconstancia he conseguido terminar dos novelas, una obra de teatro, varios sonetos y algunas cosas más. Si quieres enviarme un comentario sobre algo de lo que hayas leído en mi blog puedes hacerlo a esta dirección de correo electrónico: andres.garralda@gmx.es
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