Tengo que confesar que he leído muy poca poesía. No es un
género literario que me entusiasme. A la hora de entretenerme prefiero una
novela. Si empecé a escribir sonetos, fue porque en ese momento estaba aburrido.
Me dio por ahí, sin más. Lo mismo me podía haber apetecido hacer encaje de
bolillo. En ese caso, quién sabe si ahora no tendría todo un ajuar de sábanas
maravillosas. Posiblemente hubiera sido una afición más útil que la poesía.
Pero a lo hecho, pecho. Aunque no me siento poeta, ni tengo interés en llegar a
serlo, voy a intentar hacerlo bien. Otra cosa es que lo logre. Para ello una de
las cuestiones que tengo que mejorar es la métrica. Muchos lectores me han
criticado que no me ajusto a ella. Es cierto. Hasta ahora era algo a lo que no
prestaba atención. Ya el mes pasado intenté reconciliarme con las reglas más
básicas. Para el soneto de este mes estaba dispuesto a seguir sus principios a
rajatabla. Al final no va a ser así. Después de estudiármela en varias páginas
web, he llegado a la conclusión de que lo de la métrica es casi una religión
fundamentalista. Hay mil normas, muchas veces contradictorias. Además, por cada
regla hay montones de excepciones. He leído por ahí que muchos escritores
evitaban las sinalefas y otros recursos para no meterse en “líos” métricos.
Algunos apuntan a que una de las causas del abandono del soneto ha sido,
precisamente, estas normas tan “castrantes”. Es indudable que el soneto tiene
mucho encanto. El hecho de ajustarse a una rima y a una estructura concreta es
parte de ese encanto. Sin embargo, hay un límite para todo. De la misma manera
que una persona puede divertirse mucho en una habitación (con su pc, su radio,
su tele, etc.), sin necesidad de tener el espacio infinito ante sí, parece
difícil que pueda divertirse si se le deja en una habitación con un bozal, un
cinturón de castidad y metido en una jaula. Lo primero sería moverse dentro del
soneto con algún margen de libertad. Lo segundo es intentar aplicar una métrica
irracional y contradictoria hasta el extremo. Dicho esto, y que me perdonen los
fundamentalistas de la poesía, en mis sonetos me voy a circunscribir a unas
normas concretas (que, en general, son admitidas por la mayoría y que entran dentro
de lo que yo considero razonable), que serán las siguientes: añadir una sílaba
más a las agudas, restar una a las esdrújulas y aplicar la sinalefa siempre,
excepto cuando la segunda vocal sea tónica. De entrada, no usaré la diéresis ni
la sinéresis, salvo causa mayor. De la acentuación, paso. Lo siento por el verso
sáfico, el heroico y demás. Me voy a centrar en el verso anárquico: mi pequeña
válvula de escape.
Con lo
dicho en mente, empecé a escribir el poema que he denominado "Métrica". En él
vuelvo a utilizar la idea de Lope de Vega de escribir un soneto hablando del
soneto (en este caso centrándome en la métrica). Ya lo hice en el que escribí
en octubre. Es un recurso que me gusta. Algunos pensarán que soy un mero
imitador. Es posible. Una vez preguntaron a Tricicle, en una entrevista en la
televisión, cuál era el secreto de su éxito. Ellos respondieron que ya estaba
todo inventado y que la clave era hacer las cosas bien. Puesto que los
considero unos genios de nuestro tiempo, me ciño a sus enseñanzas de la misma
manera que hago a las de Lope, al que menciono a modo de tributo en el último
terceto.
Para
conocer mejor las reglas de la métrica he leído algunos sonetos que se daban a
modo de ejemplo. Al hacerlo, me he dado cuenta de que muchos poemas no son nada
concretos. Algunos autores prefieren trasmitir algo: una sensación, un
pensamiento, un estado..., a contar algo. Mi perfil no va por ese camino. Soy
mucho más de la física que de la metafísica. Sin embargo, si pretendo ser algo
más poeta no puedo limitarme, como hasta ahora, a hablar de temas específicos.
Debo intentar hacer poemas en los que no lleve al lector de la mano. El
objetivo es darle un vehículo y que sea él quien se dirija hacia donde prefiera
su mente. Con este objetivo escribí "Fases". Me cuesta valorar el resultado
final. Uno no es buen crítico de su propia obra. Posiblemente ha quedado mucho
más concreto de lo que era mi intención. Será un tema en el que tendré que
mejorar. También habrá que mejorar en lo que a la “sonoridad” se refiere. Si
existen unas normas de acentuación, será por algo. Estoy seguro de que los
sonetos con ese aspecto bien elaborado tendrán un mejor ritmo. Para mí, la
musicalidad de los míos es un misterio. Tengo “mal oído”. Otra faceta que
tendré que explotar en los meses venideros.
Existe una versión audiovisual del poema "Métrica" en la que se explican algunas de las características del soneto. Puedes verla a continuación:
NUNCA DEJAMOS DE APRENDER Y PULIRSE ES LO MEJOR Y SOBRE TODO SI ES UNO MISMO EL QUE SE PERMITE AUTO CALIFICARSE.
ResponderEliminarME ENCANTÓ EL SONETO DE FASES
ResponderEliminarMuchas gracias por tus comentarios. Saludos.
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