El soneto de este mes refleja una situación tan triste como frecuente. A uno de los miembros de la pareja (en el caso del poema a la mujer) le diagnostican una enfermedad mortal. A partir de entonces saben que están pasando sus últimos momentos juntos. Ella quiere que él continúe con su vida tras su muerte. Lo anima a que se divierta, a que sea feliz y a que la olvide. Ese es su testamento, testamento que a él le resulta más doloroso que liberador.
Enlace a la versión audiovisual recitada por Luis Fernández Reyes:
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