El poema de este
mes, que se lo he dedicado a Pilar Ramos Hernández, lo escribí el
primer día de la primavera. La última noche del invierno nevó. Fue
como si esa estación no quisiera morir. Daba su última dentellada
antes de dejar de existir. Me pareció muy poético. Quise reflejarlo
en un soneto. El resultado no es exactamente lo que estaba buscando.
Quería un invierno más rabioso y cruel, pero la rima y la métrica
me llevaron por otro camino.
Existe una versión audiovisual de este soneto recitada por Luis Fernández. Puedes acceder a ella en el siguiente enlace:
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