viernes, 1 de diciembre de 2017

Animal humano. Soneto Diciembre 2017


 
 
Entre mis muchas contradicciones está la de amar y odiar a la especie humana a partes iguales. Esas partes no son las más grandes, por decirlo de alguna manera. Lo que mayormente siento hacia nuestra especie es indiferencia. En general, me da igual lo que le ocurra. Asumo que nada permanece y que en un futuro, que no es mi futuro porque para entonces yo ya seré un pasado muy lejano, será algo distinto a lo que es ahora o, simplemente, no será.

     En ocasiones odio a la humanidad, no tanto como para pensar que si tuviera una bomba superpotente la usaría para destruirla, pero sí lo suficiente como para evitar entrar en contacto con otros de mi especie. En momentos así me encierro en mi cuarto y no quiero saber nada de nadie. Otras veces, quizá tras escuchar un buen concierto o tras disfrutar de una carne ajena especialmente atractiva para mí, pienso que los humanos no estamos tan mal y que tal vez merezcamos un pequeño hueco en el universo.

     El soneto Animal humano está más cerca del desencanto que del odio o del amor. Creo que el odio es más propio de la época adulta y el amor de la juventud. A mi edad, el desencanto parece lo genéticamente predeterminado.
 

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