martes, 1 de julio de 2025

Lascia la rosa. Soneto julio 2025

 




Este soneto es la consecuencia de dos acontecimientos que me ocurrieron en una misma semana. Comenzaré citando el más posterior, ya que fue, por decirlo de alguna manera, la chispa que hizo estallar la pólvora que había acumulado previamente. Esa chispa fue un recital de Samuel Mariño. Aunque no venga al caso, debo decir que fue un concierto fantástico. Recomiendo, a aquel que pueda, no perdérselo en directo. Ese intérprete es un prodigio de la naturaleza. Impresionante.

   El bueno de Samuel me sorprendió al cantar Lascia la spina, una pieza que conocía y no conocía. Conocía la música, pero desconocía esa letra. Seguro que a algunos lectores les sonará mucho más Lascia ch’io pianga. Ambas fueron creadas por Händel. Podríamos decir que se plagió a sí mismo. Primero compuso Lascia la spina y, unos años después, recicló la partitura y la introdujo en su opera Rinaldo, pero en esa ocasión con una letra diferente.

   La letra de Lascia la spina reza así: Lascia la spina; cogli la rosa; tu vai cercando; il tuo dolor. Puede traducirse por: Deja la espina, coge la rosa, vas buscando tu propio dolor.

   Es decir, el protagonista se recrea en hacerse daño, o al menos así lo interpreté yo.

   El segundo acontecimiento que me ocurrió esa semana fue más personal. Metí la pata. Se me ocurrió dar un consejo a una persona a la que conocía poco. No era un mal consejo. Esa persona padecía (supongo que lo sigue padeciendo) un problema en la piel. Sin que me lo pidiera, le ofrecí una posible solución médica. Lo que recibí a cambio no fue un agradecimiento, sino un gran rapapolvo. Prácticamente me dijo que me metiera en mis asuntos. Tenía razón. Había cometido un error, el de asomar mis narices allá donde no eran bien recibidas. Lo peor de todo es que yo soy de los que huyo de los que quieren salvarme. Mea culpa. Lección aprendida.


   Existe una versión audiovisual recitada por Luis Fernández Reyes.